2/5/13

El Barça es "asín": confesiones de un culé herido


Igual suena ventajista, pero siempre he tenido una relación de amor-odio con la forma de entender el fútbol que tiene el Barça. El Barça es "asín", y siempre lo ha sido, al menos desde Cruyff (que es, justamente, desde que servidor tiene uso de razón culé). Capaz de lo mejor y de lo peor. Empezando por Messi, el Barça es capaz de pulverizar cifras en la victoria, pero también en la derrota, como sucedió ayer.

Siempre digo que mi peor recuerdo culé es la final de Atenas. Me pilló en plena adolescencia, ya sabéis, esa fábrica de traumas. Hoy en día, uno es capaz de relativizar estas cosas, y humillaciones así ya no duelen tanto. He vivido muchas victorias mágicas (recuerdo con especial cariño la Champions de Paris, o el 2-6 en el Bernabeu) y miles de derrotas dolorosas (el 4-2 con el Chelsea, por citar la primera que me viene). Pero esta eliminatoria contra el Bayern guarda ciertas similitudes con aquella final de Atenas: ayer el Barça no sólo perdió, además hizo el ridículo.

Le sucedió lo mismo con el Milán en el 94. Los dos mejores equipos de Europa del momento se iban a enfrentar en una final de la Champions. El Dream Team de Cruyff y el catenaccio rossoneri. El planeta futbol mirando. Capello maniató a Guardiola y con él al Barça. El resto es historia: patada en la boca y fin de ciclo. ¿Os suena de algo?

Imágen adapatada de la original de @RealMadness

Y es que ése el lado oscuro de la excelencia. El Barça asume tanta presión en cada partido que es normal que cuando algo se tambalea un poco el edificio entero se derrumbe. No sólo debe ganar, además debe alcanzar la excelencia, algo que ningún otro equipo del mundo se plantearía. Por ello, cuando al Barça no le sale su juego, se hace el hara-kiri. No tiene punto medio. O está sublime, y parece un huracán de fútbol imposible de detener, o parece un equipo de juveniles incapaz de competir. Porque este Barça lo hace todo a lo grande: ganar o estrellarse.

Eso que ahora llaman la carencia de un ‘plan B’, ha pasado desde siempre. Y no sólo en cuanto a variantes estratégicas, sino en cuanto a concepto futbolístico. La versión oficial es que el Barça, cuando pierde, lo hace defendiendo su estilo, pero qué queréis que os diga. Se puede perder una semifinal de Champions, faltaría más. Lo que es inadmisible es que te endosen un 7-0 en el global. Si no puedes marcar, al menos no seas un coladero. Si el rival es superior (que lo era), si no tienes el día, o el año (que no lo tenemos), lo que hay que defender es la honra, por encima del estilo. Porque el planeta fútbol está mirando.

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