16/1/13

Lincoln (2012): retrato crepuescular y excelente thriller político


En 1939. un temprano John Ford filmó ‘El joven Lincoln’, donde Henry Fonda interpretaba al joven abogado Abraham Lincoln recién llegado a la ciudad. El film pertenecería al subgénero judicial, ya que se centra en un caso por asesinato en el que Lincoln, como abogado defensor, ya mostraba dotes de liderazgo y una inclinación casi heroica hacia la la verdad y la justicia. Sin embargo, aquel joven Lincoln mostraba también una cierta falta de escrúpulos al servirse de ciertas triquiñuelas para demostrar la inocencia de su defendido y así salvar su vida. Aquel joven Lincoln y el Lincoln crepuscular de Spielberg comparten al menos tres características: ambas se ciñen a un periodo concreto para retratar la leyenda, ambas son films de procedimiento (judicial el primero, político el segundo) y ambas muestran, cada una a la manera de su tiempo, a un Lincoln complejo y contradictorio. 

‘Lincoln’ no es un biopic al uso sobre la figura del decimosexto presidente norteamericano. De hecho, como el film de Ford, ni siquiera es un biopic. A pesar de las reminiscencias épicas que uno asociaría al binomio Spielberg-Lincoln, el guión del dramaturgo Tony Kushner (‘Munich’), no pretende glosar la vida y milagros de ‘Abe’, sino que se centra exclusivamente en la (sucia) batalla política que libró Lincoln para conseguir la aprobación en el Congreso de la decimotercera enmienda a la Constitución, por la que se abolía definitivamente la esclavitud. Dicha enmienda chocaba, en un complejo juego de intereses políticos, con el fin pactado de la guerra entre el norte unionista y el sur confederado y esclavista.

Spielberg (que vuelve al tema de la esclavitud, tras la infravalorada Amistad, 1997) parece empeñado en evitar, hasta cierto punto, la retórica de los grandes ideales, y prefiere centrarse en las batallas dialectales y en la ‘fontanería’ política (incluida la compra de votos) desplegadas por Lincoln para conseguir el número de votos necesario para la aprobación de la enmienda. Spielberg despliega su habitual e infalible brío narrativo, haciendo de Lincoln un ágil thriller político condensado en el tiempo, más entretenido que épico, pese a la inevitable trascendencia del material que maneja. ‘Lincoln’ es, salvando las distancias, como un capítulo decimonónico de “El Ala Oeste de la Casa Blanca”.

Lejos de la hagiografía, Spielberg hace un retrato ‘lincoliniano’ poliédrico, complejo, fascinante y lleno de sombras, ayudado por la fotografía tenebrosa de Janusz Kaminsky, su colaborador habitual. Estamos ante un retrato postmoderno, podríamos decir, sin heroicismos ni ingenuidades. Un Lincoln crepuscular, taciturno, cuyos andares asemejan a los de un tullido, cuya figura encorvada y voz remiten a la de un enterrador (esa escena en la que, tras saludar a los oficiales de comunicación, se pone su sombrero de copa y se pierde en las brumas), y cuya falta de escrúpulos para conseguir su objetivo, a pesar de la nobleza del mismo, resulta tan patente como sorprendente. ‘Lincoln’ fue, a juzgar por el film de Spielberg, un líder tan noble en sus convicciones como en cierto modo despótico en sus prácticas políticas, alguien para quien el fin justificaba los medios y que, pese su aureola de hombre reflexivo y justo, no dudó en comprar votos o en mentir al Congreso para lograr la aprobación de la enmienda. Tampoco oculta Spielberg sus penurias como marido y su fracaso en la relación con su hijo Robert, conflictos personales que añaden negrura a los espesos nubarrones que se ciernen sobre su figura. 

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El único punto en contra del fascinante ‘Lincoln’ de Spielberg, por ponerle alguno, podría ser su excesiva tendencia aleccionadora, su abuso de la anécdota con moraleja, que puede llegar a resultar cómico. 

Mención aparte merece la interpretación de Daniel Day-Lewis, premiada con el Globo de Oro. Poco más se puede decir que no se haya dicho ya: simplemente, el actor británico se funde con su personaje. Pese a ser británico, Day-Lewis (apenas reconocible bajo la figura taciturna de Lincoln gracias a un genial trabajo de caracterización, dicho sea de paso), parece haber nacido para este papel. Junto a él, un elenco nada desdeñable en el que cabe destacar a Sally Field, Tommy Lee Jones y David Strathairn, todos excepcionales.

Como el gran artesano que es (¿el John Ford contemporáneo?), Spielberg dirige poniendo siempre las necesidades del relato por encima de su propio nombre, eligiendo siempre el encuadre y el movimiento adecuado, sin virtuosismos, pero con una eficacia total. Solo el final, algo extenso tras la resolución del conflicto principal (la aprobación de la enmienda), añade un subrayado quizá innecesario para una gran película. No lo duden, Spielberg sigue en forma, como lo certifican las doce nominaciones a los Oscar que ha recibido. Veremos si esta vez no claudica frente a ‘Argo’ como en los Globos de Oro.

‘Lincoln’ se estrena en España el próximo viernes 18 de Enero.

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