Como guionista amateur totalmente consciente de la
dificultad de acceder a la industria y la difícil situación del guionista en
España, suelo seguir de cerca todo lo que hace Valentín Fdez. Tubau (a partir
de ahora VFT, como yo lo conozco de forma
sui
géneris), desde su plataforma
Ars-Media y en colaboración con
ABCGuionistas. Supongo que habrá quien lo considere un “iluminati” con poca obra
conocida dándoselas de gurú del guión en español, pero qué queréis que os diga,
a mi este tipo me convence. Y creo que lo que hace, aprovechando además de
forma muy productiva la plataforma online, tiene mucho valor para toda la
comunidad de guionistas amateurs de España e Iberoamérica. Así que, antes que
nada, vaya este post como pequeño homenaje a un tipo curioso, un predicador
incansable de la palabra del guión.
Y es que el tema se las trae. Imaginaos que mezclamos todas
las dudas del guionista amateur a la hora de presentar su adorado guión a
productoras (formatos, contenido, modos de presentación, etc., fondo y forma,
en fin), con la maraña del lenguaje administrativo típico de las convocatorias
oficiales. El resultado es el caos máximo, la esquizofrenia colectiva (del colectivo
de guionistas, claro) anual causada por el halo de mística, rumores y
oscurantismo sazonado con sospechas de tongo que envuelve todo este tema de las
subvenciones a guión. Podemos tener una buena historia, e incluso una buena técnica
escribiendo, pero enseguida nos asaltan las dudas: ¿qué debo incluir? ¿cómo debo
presentarlo? ¿qué se valora más? ¿a quién debo sobornar?
Alguien tenía que arrojar algo de luz sobre el asunto, y ese
no podía ser otro que VFT, con
unas conferencias en las que se dijeron cosas muy interesantes, en las que
participaron tres invitados: Joana Chilet, aportando su experiencia como
miembro de jurado, entre otros de las subvenciones del ICAA, y los guionistas,
con guiones subvencionados, Daniel Remón (entre otras, “5 metros cuadrados”,
actualmente en cartelera), y Grojo, miembro de la Academia de las Artes y las
Ciencias Cinematográficas. Paso a haceros un resumen de las ideas más
interesantes:
Con las
subvenciones
de desarrollo a guiones de largometraje del ICAA como referencia básica de
las conferencias, lo primero que dejó claro VFT es que
no se premia un guión, sino un proyecto con posibilidades de
desarrollo. Esto es importante, ya que no es lo mismo escribir para ayudas
sobre guión acabado para ayudas a desarrollo.
Respecto a los rumores de tongo o de que están amañadas, dejó
claro que
más que tongo, lo que existe
es la subjetividad de un jurado que puede tener ciertas preferencias por un
género u otro, por una temática en particular, etc. Una idea que me pareció
importante es que, para un guionista,
tan
importante es ponerse en la piel de los personajes como en la del miembro del
jurado que tiene que evaluar nuestro proyecto. La avalancha de guiones, y
la baja calidad de muchos de ellos que “intoxican el conjunto” pueden crear un
prejuicio y predisponer al jurado en contra del nuestro, por muy bueno que sea.
También hay que tener muy claro que ni un jurado ni un productor ni nadie
(salvo nuestra madre) va a abordar la lectura de nuestro guión con el interés
que nosotros creemos que merece.
Por tanto, frente a los factores subjetivos que no podemos
controlar y que juegan en nuestra contra, se trata de optimizar nuestro proyecto para invertir la situación captando el
interés y provocando una reacción positiva hacia nuestro proyecto.
¿Qué elementos se juzgan, qué criterios se tiene más en
cuenta a la hora de valorar los proyectos? Antes que nada:
-
El formato:
es eliminatorio. Es necesario un mínimo de profesionalidad en la
presentación.
-
La adecuación a
las bases: ¡hay que leerselas!
En este sentido, nuestro proyecto debe ser impecable, algo
que al parecer no es menos habitual de lo que cabría esperar. Si pasamos este
corte preliminar, estos son los criterios
de valoración en el caso de las
subvenciones del ICAA:
-
La historia:
Se insistió en que es lo más importante, y así lo indican los 60 puntos que supone en la puntuación.
-
El curriculum del
guionista: A pregunta de un servidor, guionista amateur con sensación de
agravio, la respuesta fue que no es un factor determinante para la concesión de
la subvención. Determinante quizá no, pero lo cierto es que supone una cuarta
parte (25 puntos) de la puntación. Y
además, el desarrollo de la nueva Ley del Cine de 2007 dispone “ayudas específicas a la formación no reglada”
que, en las bases, se traducen en estos términos: “se valorará con un máximo de 25
puntos, la acreditación de un curso de cinematografía o de artes audiovisuales
de duración no inferior a 200 horas en el que se incluya la enseñanza de
escritura de guión” O sea, básicamente, que se prima a los que viene de
escuelas de cine. Y yo me pregunto: ¿sirve el curso de diálogos online de VFT?
-
La viabilidad
económica: supuestamente, el objetivo de la subvención es el desarrollo del
proyecto y su posterior producción, y por eso, supone
15 puntos de cara a su evaluación. Algunos de los
cambios
que se introdujeron en cuestión de ayudas a guión en el desarrollo de la nueva
Ley del Cine de 2007 intentaban paliar el problema de la cantidad de guiones
subvencionados que se quedan sin producir, entre otras medidas, con el fomento
de ayudas a producciones basadas en guiones a su vez subvencionados (se valoran
con 20 puntos los proyectos que se basen en un guión que haya obtenido ayuda el
año anterior). Por tanto, la viabilidad económica del proyecto pasa a un primer
plano. Pero, ¿qué entendemos por viabilidad económica y cómo se mide? Ese
punto, para el guionista ajeno a la lógica presupuestaria de las productoras,
sigue quedando algo oscuro.
Pero, ¿qué es una buena historia? En general, en la
conferencia se habló de escribir sobre
aquello que nos motiva, ser sinceros
y no intentar “vender la moto” al jurado si no creemos en nuestro proyecto.
Eso es lo primero. ¿Y después? VFT insistió en que, pese a que la lógica y la
claridad narrativa son esenciales, un buen argumento o una trama interesante no
sirven para convencer al jurado, si no tenemos una historia que enganche, que capte el interés mediante las emociones
que pone en juego. Hay que cuidar lo que llama “el canal emocional”.
Por ello, hay que “escribir desde la pasión, pero con razón”,
sin pensar tanto en nuestras limitaciones (falta de experiencia, de técnica,
etc.) o en lo que se suele premiar o es más comercial, o en la época en que
sucede (aunque esto puede tener una importancia de cara a la viabilidad). Lo importante es la historia, las emociones
que se manejan, las reacciones de los personajes, los temas que se plantean.
Aunque se desarrolle en otra época o lugar, estos elementos son (o deben ser)
trasladables a nuestra realidad.
Y si tenemos una buena historia, ¿qué documentación hay que presentar? Aunque depende de la
convocatoria y hay que consultar las bases, normalmente son tres elementos:
-
memoria
-
sinopsis
-
tratamiento.
La memoria
Suele tener entre uno y cuatro folios (aunque siempre hay
que consultar las bases), con una extensión media de dos. Es algo parecido al
famoso pitch de venta, y debe
responder a tres preguntas clave:
-
¿Quién
cuenta la historia? Es decir, nosotros.
-
¿Qué implicación
tenemos con esa historia? ¿Porqué queremos contarla? En definitiva, debemos
demostrar esa pasión de la que hablábamos antes.
-
¿Porqué debe
ser contada? ¿Por qué merece la pena producir ese guión? En definitiva, ¿a
quién le importa nuestra historia? Aquí entramos en el difícil terreno de la diferenciación,
tan necesaria en cualquier mercado competitivo y saturado.
La conclusión es que la memoria es el documento más personal
y debe “tocar la fibra” del jurado. Hay que tener en cuenta que nos dirigimos a una persona, no a una
masa ni a una entidad, y por tanto, para convencerla,
nuestro estilo debe ser (además de
correcto y formal, claro), directo y
sincero.
En la memoria se pueden incluir o no elementos gráficos,
aunque en principio no convendría saturarla de ellos, y sólo incluirlos si
aportan algo. No se recomienda intentar impresionar con diseños gráficos que se
salgan del estándar, salvo en la portada, donde debemos captar el interés (el
título también es muy importante para ello).
La sinopsis
Al igual que la
memoria, suele tener una extensión entre uno y cuatro folios (generalmente dos
estaría bien). Debe incluir el final, ya que se trata de una sinopsis para su
evaluación técnica, distinguiéndola (suele haber confusión al respecto) con la
sinopsis “de venta”, en la que intentamos dejar a lector en “suspenso”, guardándonos
la resolución del relato.
VFT destaca que “en una sinopsis no cabe toda la trama, pero
los elementos principales de la emoción
del relato deben estar presentes”.
El tratamiento
Gran parte de las conferencias giró en torno al tratamiento,
un formato difícil, un tema sobre el que hay muchas dudas, y muchas versiones. Algunos
consejos sobre el tratamiento:
-
Con o sin encabezamientos de escena. No es
determinante.
-
Según los guionistas Daniel Remón y Grojo, no hay que
confundir tratamiento y escaleta. Mientras que la escaleta es un documento centrado
en la estructura, para uso del propio guionista (y aquí los encabezamientos de escena sí son imprescindibles), el tratamiento sería como “una
versión literaria de la escaleta”
orientada a un lector externo. Dicho de otra forma, el tratamiento debe ser
atractivo.
-
Por ello, hay que escribir el tratamiento pensando en el lector, aprovechando el
atractivo de la palabra, de la literatura (sin excederse, claro). Una reflexión
interesante: olvidarnos por un momento del cine y las imágenes y pensar que
somos narradores, explicar la
historia como si fuera un cuento.
-
El formato es cada vez más permisivo, ya no hace falta
escribir sólo lo que se ve en pantalla, se pueden incorporar metáforas (“entra
como un huracán”) y otros recursos expresivos.
-
Hay que “afilar la narrativa” para expresar justo la
película que tenemos en mente. Ser concisos, no permitir interpretaciones abiertas.
-
Muy excepcionalmente, podemos incluir algún diálogo,
por su importancia o expresividad, pero debemos evitar citarlos continuamente en estilo indirecto (“ella le
pregunta si….” “el le contesta…”, etc.). Erro típico, se insistió mucho en
esto.
-
Centrarse más en las emociones, y en las acciones y
reacciones que en los diálogos.
-
Que nuestra narrativa se exprese a si misma, que el
espectador comprenda lo que sucede “sumando dos mas dos”, sin dárselo todo
masticado o sobreexplicado (“Juan bebe porque está sufriendo”).
Sobre cuestiones de género
y temática, y el vox populi que dice, por ejemplo, que las subvenciones suelen
priorizar (como el cine español, en general) las temáticas sociales, o
despreciar las comedias, nadie quiso mojarse en exceso. En todo caso, VFT
sugirió hacer una investigación de aquellas temáticas y géneros que se suelen
premiar, o recurrir a la prensa como “barómetro del interés social”. Respecto a
los temas, no hay que confundir la controversia (la cual significa conflicto, y
es algo positivo en un guión, un valor añadido) con la apología de actitudes y conductas
moralmente reprobables, algo que puede hacer que nuestro guión sea desechado al
instante.
Espero que este resumen os sirva de ayuda si. Las
conferencias eran el preludio de un programa de seminarios y tutorias sobre el
tema, del que encontrareis más info
aquí. Saludos, y mucha suerte, si os presentais ;)
Os dejo los enlaces más interesantes: