Resulta evidente el "contagio" del modelo
narrativo ‘Traffic’ (2000) sobre el último film de Soderbergh: si en aquella se
ocupaba mediante un enfoque poliédrico y una clara voluntad analítica, de la
cuestión del tráfico de drogas a escala mundial, en este caso hace lo propio
con una epidemia vírica global similar a la reciente gripe A (de la cual se
también se habla en el film).
Pero la frialdad narrativa típica de este Soderbergh (dejando
de lado su faceta más mainstream tipo
‘Ocean’s Eleven’) tiene su lado bueno y su lado malo. Lo bueno es que se trata de
un estudio riguroso y nada
sensacionalista de la catástrofe, centrado en los procedimientos científicos
(afortunadamente lejos de la pirotecnia visual y rítmica de CSI ) políticos y mediáticos que rodean
a un suceso de esta magnitud. Lo malo es que da toda la sensación de que Soderbergh se ha puesto el vestuario
anticontaminación para no infectarse del sustrato emocional (sólo baja la
guardia un poco al final) y físico de la
historia, mediante una fotografía limpia, incluso aséptica, con encuadres fijos
y distantes, y una escasa dramatización. Hay momentos, sobre todo durante la primera
hora, en los que uno no sabe si está viendo una película o un documental sobre
virus del National Geographic. El virus
es un ente invisible y sin emociones, sí, pero se transmite entre personas, y se supone que sus efectos provocan reacciones
emocionales viscerales, que escasean en el film (y cuando las hay, son algo
gélidas), quizá desaprovechando un gran elenco de actores. En este sentido, ‘Contagio’
se sitúa en el extremo opuesto a films como ‘Estallido’ (Breakout, Wolfgang Petersen, 1995). Por otro lado, tanta sobriedad nos escamotea la parte
carnal y truculenta del asunto, y aunque no se puede negar el verismo de
las escasas escenas en que aparecen los efectos del virus, habrá quien eche en
falta más virulencia, al estilo de films como ‘28 dias despues’ (28 days later, Danny Boyle, 2002) y
similares.
Por otro lado, el
engranaje narrativo margina la reflexión temática. Soderbergh reconoce que
una de las cosas que le atrajo del proyecto fue “que no se prestaba a
interpretaciones metafóricas”, pero en mi opinión es una lástima que no se exploren más ciertos temas interesantes que
surgen de la historia, como el instinto de supervivencia (“el hombre como
lobo para el hombre”), la dualidad "infección vs. información" y su
propagación viral en un mundo globalizado, o el papel y responsabilidad
de la blogosfera, internet y los medios de comunicación ante este tipo de
situaciones (personificado en el interesante y ambiguo personaje de Jude
Law).
La propuesta es original y arriesgada por lo respetuoso y sobrio
de su distanciamiento analítico, y Soderbergh es fiel a ella. Pero cabe preguntarse si merecía la pena sacrificar
tantas posibilidades estéticas, emotivas, físicas y temáticas para acabar entregando
un film que solo está algún punto por encima del simple entretenimiento.
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