30/7/08

Mis Guiones en la Red


Hola de nuevo!!

Ya podeis, aquellos a los que os interese, descargaros mis guiones (¡ojo, están registrados!) desde este mismo blog. Los encontrareis en una lista de la columna de la derecha, o pinchando sobre el título, desde el propio post.

El primero que he colgado es mi primer único largometraje: "Las Afueras de la Ciudad", un thriller policiaco ambientado a principios de los 90, en el que un detective privado busca a una adolescente desaparecida, y descubre un submundo de sexo, delito y corrupción.

Espero que os guste, y poder ir colgando más en los próximos días.

Saludos.
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29/7/08

Irreversible: el cine como puñetazo en el ojo

Título original: “Irreversible
Director: Gaspar Noé
Guión: Gaspar Noé
Productores: Christophe Rossignon y Richard Grandpierre
Música: Thomas Bangalter
Fotografia: Gaspar Noé y Benoit Debie
Año: 2002
Duración: 90 min.
Nacion. (idioma): Francia (francés)
Intérpretes: Monica Bellucci, Vincent Cassel, Albert Dupontel, Jo Prestia.


Narrada hacia atras, como "Memento" (C. Nolan, 2001), y en 12 planos-secuencia, "Irreversible" es un sobrecogedor reportaje sobre una noche maldita, que reune todos los elementos del morbo: un club leather, con sus paracaídistas y todo (un antro infecto que parece inspirado en un Ralf Konig MUY oscuro), putas, travelos, peleas, venganza, gore (el mejor en muchos años, no apto para impresionables), una violación (anal, para más señas), sexo tierno (Noe "utiliza" a la pareja Cassel-Bellucci como Kubrick utilizó a Cruise-Kidman), el desnudo de la Bellucci y 2 pollas explícitas para los coleccionistas de escenas calientes. Todo ello narrado con energía, haciendo un desvergonzado y necesario uso del zoom y la cámara-en-mano.

Nos guste más o menos su peculiar estilo (yo creo que encaja a la perfección con la historia), lo cierto es que el director consigue acercarnos a lo que está pasando, consigue transmitir a la narración una ambientación acorde con el "mal rollo" que inspira el argumento. Nos parece estar ahí, donde suceden los hechos, y, por ello mismo, nos hace desear estar lo más lejos posible de ahí, donde suceden esos hechos. Y sin embargo suceden, y suceden en Francia, que está aquí al lado, pero suceden también en cualquier sitio. Y eso es uno de los mensajes que desprende el film: también te puede pasar a tí. Y es terrible.

"Irreversible" habla del instinto animal de venganza del ser humano, de la rabia y las distintas formas de expresarla, de una sociedad tan podrida que pueden suceder cosas como esa en cualquier esquina. Nos obliga a observar durante mas de 15 minutos, en plano abierto y fijo, cómo una chica és ultrajada analmente, sin la excusa elíptica del plano corto y movido. Para más inri, su violador, en lugar de ser un encapuchado asocial y eyaculador precoz, és un encocado y arrogante chapero gay que improvisa una violación femenina "por probar": Alex (Belluci) presencia una pelea de novios entre el chapero y su travelo en un paso subterraneo. Desafortunada testigo, el tipo la amenaza con una navaja, y luego piensa que no estaria nada mal montarselo con ella. Mala suerte.

Dos momentos concretos nos hablan también de lo absurdo del destino:


- mientras Alex está siendo violada, al fondo del túnel, alguien baja las escaleras para cruzar, pero al ver a una pareja follando en el suelo se corta y vuelve sobre sus pasos. Lástima.
- cuando Pierre (Dupontel) acaba de reventarle el craneo con el extintor al supuesto violador, el verdadero criminal, delante de él, mira el cadaver, alucinando. Mala puntería.


Si uno ve Irreversible y luego se pregunta porqué su director no ha vuelto a estrenar película, puede facilmente creer que Gaspar Noé se suicidó despues de rodar ésta película. Al menos, da toda la impresion de ser un tipo con muy poca paz interior, porque su película está contada con las vísceras, desde la bilis, y no defraudará, sino que asqueará a los conformistas, mientras que puede llegar a traumatizar a los espectadores con cierto espíritu reflexivo.


"Irreversible" se clava en la conciencia del espectador y deja, para el debate posterior, una tesis sobre la venganza, sus motivos y sus consecuencias. Sí señor, esto es Cine. Este es el puñetazo en el ojo que, en mi opinión, debería ser una de las esencias del Séptimo Arte.
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El Incidente: más de lo mismo y peor








Título original: “The Happening
Director: M. Night Shyamalan
Guión: M. Night Shyamalan
Productores: M. Night Shyamalan, Sam Mercer y Barry Mendel
Música: James Newton Howard
Fotografia: Tak Fujimoto
Año: 2008
Duración: 90 min.
Nacion. (idioma): USA (inglés)
Intérpretes: Mark Whalberg, Zooey Deschanel, John Leguizamo, Ashlyn Sánchez

Mientras un extraño fenómeno está afectando a la población de Nueva York, y se propaga por la costa este de Estados Unidos, se produce un éxodo masivo hacia la salvación. Entre la multitud desesperada viajan el profesor de ciencias Elliot Moore (Mark Wahlberg), junto con su mujer (Zooey Deschanel), su compañero (John Leguizamo) y la hija de este (Ashlyn Sanchez). En su huida desesperada, Elliot intentará aplicar sus conocimientos científicos para entender lo que está sucediendo, además de intentar salvar el difícil momento de su matrimonio.

“El Incidente” (mejorable traducción del inglés “The Happening”) pretende ser inquietante desde su vago título. Realmente, cuando acaba el film no sabemos mucho más sobre el tal incidente, suceso o fenómeno, lo cual (por mucho que les pese a aquellos que necesitan una explicación para todo) me parece un acierto. Lo que sucede es que esta película ya la habíamos visto antes: se llamaba “Señales”, era del mismo director, y era infinitamente mejor.

En efecto, lo que allí era una (supuesta) invasión alienígena, aquí es un (supuesto) virus o reacción química o vaya usted a saber, que hace que las personas se comporten de forma destructiva. Esa vaguedad en las premisas iniciales siempre me ha parecido tremendamente acertada, y es muy propia de Shyamalan, quien prefiere mostrar lo que está sucediendo con cuentagotas, y aportar el grueso de la información mediante la radio, la televisión, o conversaciones telefónicas, videos, comentarios, etc. Es decir, más que ver lo que está pasando ahí afuera, se nos cuenta. Si lo pensamos bien, los grandes sucesos modernos que afectan a toda la Humanidad (p.e., la llegada del hombre a la Luna o el 11-S) los vivimos en nuestro hogar, y nos llegan mediante inputs de información muy variados y a veces contradictorios, que generan confusión, histeria, rumores, tópicos, leyendas, etc. Shyamalan siempre coloca la cámara delante del individuo, mientras afuera el mundo se acaba, porque le interesa más el efecto del suceso en el individuo confundido y desinformado que el suceso en sí, o que la histeria colectiva y la fanfarria de explosiones, gritos y carreras. No hay nada más terrorífico que encuadrar la mirada de alguien que mira algo terrorífico, dejando ese algo off camera. Eso es el terror psicológico.

Ahora bien, “El Incidente” recuerda demasiado a “Señales”, da toda la sensación de que el director se repite a sí mismo. Y lo que es peor, la historia carece de la fuerza de aquella (el personaje de Alma, la mujer de Moore, no aporta nada, y la crisis de la pareja resulta un tanto ridícula), Shymalan parece haber perdido el pulso y la tensión (a veces parece que intenta mantenerla mediante el melodrama lacrimógeno típicamente americano), y además hay escenas que parecen forzadas (¿es necesario y creíble que una madre que está hablando con su hija en peligro conecte el altavoz del móvil para que todos oigamos a la niña posesa?) o simplemente calcadas de “Señales” (¿el video del zoo de esta no os recuerda al de la fiesta de cumpleaños en Brasil de aquella?).

En resumen, “El Incidente” abunda, sin aportar nada, en el interesante estilo (con toques hitchcockianos) de Shyamalan, a quien habría que reconocerle al menos su particular e inquietante visión del suspense (aparte de “Señales”, “El Bosque” me parece magnífica). Sin embargo, su último film huele a cerrado, y bien le convendría a su director un poco de aire fresco, por ejemplo fuera de la maquinaria industrial y repetitiva de Hollywood, de sus paranoias post 11-S y de sus manidas lecciones religioso-morales sobre el valor, la familia, etc.
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28/7/08

Death Proof: extraño híbrido tarantinesco

Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Productores: Quentin Tarantino, Robert Rodríguez, Erica Steinberg, Elisabeth Avellán
Fotografía: Quentin Tarantino
Montaje: Sally Menke
Vestuari: Nina Proctor
Duración: 114 min.
Año: 2007
Nacion. (idioma): USA (inglés)
Intérpretes: Kurt Russell, Sidney T. Poitier, Vanessa Ferlito, Rose McGowan, Tracey Thoms, Rosario Dawson, Zoe Bell

Como autor de culto que es, cualquier película de Tarantino se presta a un doble análisis: como película en sí misma o como una pieza dentro de su filmografía. Sin embargo, puesto que, sin ser totalmente profano en la materia, tampoco soy un gran entendido en cine tarantinesco, sería pretencioso y falaz redactar aquí una tesis sobre en qué estrato de su obra se sitúa su último film, así que intentaré analizar "Death Proof" como obra individual. La tarea no es fácil, porque cada pieza de la filmografía de Tarantino comparte con las demás tantos referentes que, en cierto modo, acaba perdiendo entidad en sí misma.

Y es que, a poco que hayamos visto simplemente "Pulp Fiction" o "Jackie Brown", sería fácil identificar ya desde el primer plano del filme (esos pies de mujer con las uñas pintadas, sobre el salpicadero de un coche), que estamos ante una película de Quentin Tarantino. La escena que abre el film es otra de esas de manual tarantinesco: una larguísima conversación en la que se van solapando diálogos ingeniosos (por cierto, ¿alguien puede contar las veces que se dice fuck o fucking?) que, sin embargo apenas tendrán relevancia en la futura trama. Es decir, Vincent y Jules discutiendo sobre cuartos de libra o masajes en los pies (los pies femeninos, ese fetiche recurrente) mientras se dirigen a ajusticiar a unos pobres desgraciados. Esto sucedía hace 13 años en la genial "Pulp Fiction" (1994), pero el bueno de Tarantino se empeña en repetirse una vez tras otra.


Precisamente Pulp Fiction (en mi opinión, junto a "Reservoir Dogs", sus mejores películas y las más frescas) revolucionó las estructuras narrativas clásicas, y desde entonces Tarantino ha hecho de ello otra de sus señas de identidad. Es por ello que "Death Proof", más que en un planteamiento, nudo y desenlace, se estructura en dos capítulos: el primero es oscuro, misterioso, tiene mucho estilo y contiene también muchos guiños al ideario tarantinesco: el homenaje a los dobles y a la serie B setentera norteamericana, ese lap dance (impresionante esa belleza de rasgos duros llamada Vanessa Ferlito) que tanto recuerda al mítico baile de Salma Hayek en "Abierto hasta el Amanecer", etc. Aquí se nos presenta a Mike “el Doble”, un tipo peculiar y misterioso que luego resulta ser un psicópata del volante. Interesantísimo, terrorífico y cautivador personaje interpretado genialmente por un maduro y desgastado Kurt Russell, en lo que es el capítulo tétrico del film.

La segunda parte de la historia es más colorida y lúdica, y a mi entender carece de la fuerza y el dramatismo de la primera. Es aquí donde "Death Proof" comienza a perder fuelle. Aquí apenas hay misterio, y la única tensión proviene de una larguísima y trepidante escena de persecución sobre ruedas (continúa el homenaje a los dobles y a los coches, e incluso me atrevería a decir que a… ¿"Mad Max"?), en la que el otrora temible Mike “el Doble” acaba siendo un patético loco del volante que da con la horma de su zapato, y la historia del cazador cazado acaba con un festín de violencia gratuita muy al estilo Kill Bill.

En fin, una ensalada de chicas atractivas e irreverentes, y potentes coches. Una primera hora de homenaje, quizá el menos disimulado, a los referentes setenteros del director, que se tuerce después hacia una segunda parte tremendamente decepcionante, con un cierre tan delirante (y falto de todo estilo) que sólo podría permitirselo alguien como Tarantino.
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Sala Montjuïc: estupenda opción veraniega


Actualmente se está celebrando la (si no me equivoco) sexta edición del festival de cine al aire libre Sala Montjuïc. Se trata de un interesante evento del verano barcelonés que se celebra en un entorno incomparable: una esplanada junto al castillo de la montaña de Montjuïc. Del 30/06 hasta el 31/07, por 4 euros, se puede disfrutar del menú completo, que incluye un mini-concierto (de diversos géneros, según el día), y una película de calidad. Según el día, incluso podemos disfrutar de un cortometraje antes de la película para abrir boca. Por supuesto, durante el concierto (o durante la película, eso ya depende de cada uno) se puede cenar, si uno se lleva la comida de casa. Allí hay habilitada una barra para comprar bebidas y, creo, bocadillos. Incluso se alquilan tumbonas para ver la peli como marqueses.

He tenido la suerte acudir este verano a dos sesiones: la primera incluía un concierto de bossanova + "Death Proof", de Tarantino; la segunda, un aperitivo de folk-fusión, un buen corto, "La Última Vez" como entrante, y "La Soledad", de Jaime Rosales, como plato fuerte.


La única mancha en la correcta organización de la empresa MODIband (incluso hay autobuses gratuitos desde Pza. Espanya hasta el castillo), es la nefasta planificación del desalojo del recinto, que se realiza mediante unas peligrosísimas escaleras sin barandilla, enmedio de la marabunta de gente que abarrota cada noche la esplanada. Raro es que no haya pasado nada que lamentar. Pero vaya, la experiencia merece mucho la pena, y tal y como está el panorama, sale baratísima. Eso sí, llevaos algo de abrigo, porque por mucho verano que sea, en la azotea de Barcelona por la noche hace fresquito :-)
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"La Soledad": lección de "cinema - verité"

Dirección: Jaime Rosales
Guión: Jaime Rosales y Enric Rufas
Producción Ejecutiva: Maria José Díez
Dirección de fotografía: Oscar Durán
Montaje: Nino Martínez Sosa
Casting: Sara Bilbatúa
Vestuario: Asun y Eva Arretxe
Duración: 128 min.
Año de producción: 2007
Nacionalidad (idioma): España (castellano)















Sinopsis

Adela (Sonia Almarcha) es una mujer separada y madre de un bebe. Su relación con su ex marido, Pedro (José Luís Torrijo), no es del todo mala, excepto por los problemas económicos de éste, que no puede pasarle la pensión. Agobiada, decide marcharse a Madrid, busca un trabajo de azafata y comparte piso con Carlos e Inés.

Por su lado, Inés (Miriam Correa) es una de las hijas de Antonia (Petra Martínez), madre también de Nieves y Helena, y dueña de un pequeño supermercado de barrio. Antonia lleva una vida tranquila junto a su nueva pareja, Manolo (Jesús Crecio), un hombre sencillo y atento con ella, e intenta mantener la unión y el buen ambiente entre sus tres hijas. Pero varios acontecimientos sacarán a la luz las miserias y los intereses que se esconden bajo las apariencias.

Adela, por su parte sufrirá un duro golpe que hará tambalear su vida, y su decisión de dejar su pueblo para vivir en la capital.



“La Soledad” es una de esas películas ante las que cualquier espectador con una pizca de sensibilidad no puede quedarse indiferente. Jaime Rosales consigue transmitir tantas emociones calladas, tantas frustraciones, tanta soledad que su película resulta tremendamente dura bajo su apariencia tremendamente pausada.

Lo primero que llama la atención del film es lo que el mismo director llama la “polivisión”, es decir, la pantalla dividida en dos reflejando dos puntos de vista de un mismo espacio, de una conversación, etc. Alrededor del 30 % del metraje está rodado así. Pero no se asusten, el experimento no resta protagonismo a la acción, es más, se mezcla con ella de forma que al final se hace casi imperceptible, e incluso refuerza el mensaje, esa sensación de aislamiento vital, como cuando vemos simultáneamente lo que sucede en dos habitaciones contiguas.

Pero esta no es la única aportación técnica del film. Lo que, a mi entender es más destacable y rompedor aún que la “polivisión” es la extrema frialdad con la que Rosales aborda la planificación. Su cámara siempre mira desde lejos, a una distancia que refleja la soledad en la que están inmersos los personajes. Además, no hay en el film ni un solo movimiento de cámara: todo son planos fijos y sostenidos (con pantalla dividida o sin ella), que responden a la mirada serena y observadora del director.

Mención aparte merece el trabajo actoral, que (apoyado, suponemos, en unos diálogos y una dirección de actores excepcional) resulta de lo más natural y cercano visto en muchísimo tiempo. Cada frase, cada silencio, cada inflexión o entonación, cada tópico traspasa la pantalla porque forma parte del lenguaje de la vida misma. En este apartado destaca sobremanera la actuación de Petra Martínez, en su papel de Antonia, la piedra angular sobre la que gira todo el film. Su interpretación de esa madre sufrida, paciente, conciliadora, que debe hacer equilibrios para mantener a sus hijas unidas, es sencillamente enorme.

“La Soledad” es Cine con mayúsculas, una película original y suavemente rompedora a nivel técnico, merecedora con creces (aunque esto de los premios y el arte siempre es relativo) del Goya 2008 a la mejor película, pese a no contar con el aparato mediático de otras. Una melodía de cadencia cansina y desengañada, una lección sobre la vida y las relaciones, que sólo disgustará a aquellos (pobres engañados) que creen que una película “lenta” es sinónimo de “mala” o "aburrida", sin comprender que cada temática exige su tono, su color y su ritmo.
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!Bienvenidos al Boulevard Sur!

Hola a tod@s!! Bienvenidos al Boulevard Sur, el lugar desde el que intentaré dar rienda suelta al crítico de cine que llevo dentro.

Por ahora me llamaré Willis. Soy un enfermo de cine, aunque no siempre lo supe. De hecho, mi primera vocación fue el dibujo y la pintura, pero mi falta de paciencia y una decepcionante paso por Bellas Artes lograron hacerme colgar los pinceles. Entonces comencé a redescubrir el cine, no ya como entretenimiento, sino como arte, como forma de expresión de todas aquellas historias que quería explicar y que no cabían en los límites del lienzo.

Cursé un grado superior de Producción Audiovisual, estoy cursando la licenciatura en Comunicación Audiovisual, y me gusta plasmar mi cinefilia de dos formas: escribiendo guiones y críticas cinematográficas.

Desde este nuevo blog me dedicaré a lo segundo. Espero que os interesen mis valoraciones de aquellas películas que, de alguna manera u otra, me han movido a escribir sobre ellas. También podréis encontrar algún comentario sobre cualquier aspecto que me parezca interesante alrededor del mundo del celuloide.

Pasen y lean!
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